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¿Cómo se sostiene el violín?

Actualizado: 28 nov 2018

En este artículo explicaré, según diferentes grandes pedagogos, cómo se sostiene el violín.


Algo que para muchos violinistas avanzados aún sigue siendo un tema de preocupación, al no encontrar una postura cómoda para tocar. Lo principal es encontrar una forma cómoda, que podrá variar según la persona. En algunos casos el uso de costillas es útil, y en otros casos es contraproducente, por lo que cada uno debe investigar y explorar las diferentes formas de sostener el instrumento por si mismos.

El violín se debería apoyar sobre la clavícula y sostenerse con la mano izquierda, y en algunos casos con la ayuda del hombro, pero para muchos técnicos y profesores del violín, utilizar el hombro crea dependencia del mismo, por lo que podría producir tensiones no sólo en esa zona sino también en el brazo entero, perdiendo total comodidad al tocar.

La cabeza se debe apoyar sobre el violín, como se apoya sobre la mano cuando uno está sentado frente a un escritorio en una clase. Es importante no hacer fuerza, ya que estaríamos tensando el cuello, tensión que iría pasando por los hombros y brazos, llegando hasta los dedos. Las cuerdas deben estar horizontales, y desde ahí, acomodar la costilla para que ayude a mantener esa posición. Con las cuerdas en esta posición, podremos apoyar el arco sin realizar ningún tipo de esfuerzo con la mano derecha, este solo se apoyaría sobre las cuerdas y con la mano lo balancearíamos con suavidad y los dedos totalmente relajados.


En resumen, el violín debe apoyarse no de forma fija, sino cambiando como sea necesario, sobre la clavícula y sobre la mano izquierda, ayudándose con mayor o menor peso de la cabeza y la función de sujeción la estarían compartiendo entre sí de forma dinámica. Si se hace correctamente, se puede estar sujetando el violín durante horas sin ninguna fatiga que fuerce  finalizar la jornada de estudio. Más adelante estaremos viendo las diferentes opiniones sobre el tiempo de estudio según diferentes profesionales, doctores y pedagogos.

Sobre el nudillo del primer dedo y el pulgar, se apoya suavemente, teniendo en cuenta que hay que ser capaz de separarlo para, por ejemplo, vibrar con comodidad y espacio. Jamás se debe apretar en garra. Hay que tener la sensibilidad correcta para poder presionar con los dedos sin, prácticamente, hacer ninguna contrafuerza con el pulgar.


La mandíbula, clavícula, base del primer dedo y el pulgar establecen un contacto de cuatro puntos. Es bueno pedirles a los estudiantes que simplemente sostengan el violín suavemente con estos puntos de contacto, que caminen, se muevan, y sientan que lo sostienen con total comodidad, y así notar que es fácil sostenerlo de esta manera. Cualquier fuerza extra con la mandíbula o mano izquierda proporciona una estabilidad mucho mayor, pero también aumenta peligrosamente la tensión. Pienso que la sensación correcta seria sentir como el violín flota sobre uno, que se mantiene en su lugar por constante equilibrio casi por “malabarismo”. Al comienzo se tendría la sensación de que el violín cae, pero de a poco, y sintiendo realmente los puntos de sujección, lograremos adaptarnos a esta sensación y relajarnos completamente.

El brazo pesa aproximadamente entre 3 y 5 kilos, la fuerza utilizada por la mano izquierda para sujetar el violín ronda en los 150 gramos, por lo que es importante que el alumno entienda como balancear correctamente el cuerpo y aprenda correctamente como sujetar el brazo con el hombro y los músculos de la espalda relajados.

Muchos violinistas suelen hacer excesiva fuerza con la mandíbula y la mano izquierda, generalmente debido a que tienen la sensación del que el violín se les escapa, o de que está a punto de caerse. Al comienzo, es normal tener esta sensación, ya que lo que se está practicando, es reducir la cantidad de puntos de apoyo para poder sostener el violín con la menor cantidad de fuerza, más adelante se aprenderá a balancear el violín y que esté en equilibro, para que este no caiga, aunque esté sujeto de una forma tan ligera.


Después de que el estudiante logra mantener una postura cómoda se puede empezar a mover la mano desde abajo hasta las posiciones altas, manteniendo estos puntos de apoyo. En forma paulatina se debe mover el pulgar un poco más hacia abajo, relajándolo aún más. De esta forma reducimos el esfuerzo de sostener el violín, al colocarlo en una postura más horizontal y así sostenerlo en las posiciones altas.

Al vibrar, debemos tener cuidado en no limitar su movimiento, por eso es bueno separar el nudillo del primero dedo un poco del batidor, girando un poco la muñeca. En estos casos la sujeción del violín se traslada a los otros puntos de contacto, sea con la ayuda del pulgar o dejando caer un poco más de peso de la cabeza. De esta forma podremos vibrar con libertad a la vez que asegurar una posición cómoda para la sujeción del violín. Tanto en estos casos como en los cambios de posición, necesitamos que la responsabilidad de la mano izquierda en cuanto a la sujeción disminuya, para eso está la costilla. Se suele confundir la función de la costilla continuamente, pensando que nos debe dar apoyo constantemente, cuando en realidad es solo una herramienta de ayuda, es muy importante no depender de ella, lo cual no quiere decir, restringir su uso.

Al realizar una inspección en cuanto a la costilla y mentonera, es muy importante saber que cumplen funciones diferentes. Uno no puede fijar la altura de la costilla según el largo del cuello, ya que el violín se apoya en la clavícula, y la distancia de la barbilla con el violín depende exclusivamente de la mentonera. Al mantener el violín sobre la clavícula y en cierto ángulo, la costilla nos sirve para que ese ángulo no cambie según donde estamos tocando, y que no se nos resbale el instrumento al bajar de posiciones. Aun así no debe ser de sujeción fija, debe permitirnos poder mover el violín con libertad. De esta forma tendremos 3 puntos de sujección del mismo: la clavícula, la mano izquierda y la costilla. Para que el violín no caiga solo necesitamos 2 puntos de sujección, de esta forma podremos quitar responsabilidad en alguno de los puntos en casos específicos, tanto sea vibrato, como cambios de posición, etc.


En resumen:

- La costilla nos ayuda a mantener el violín en posición, sin que este se nos incline o se resbale de la clavícula.

- Hay que tener cuidado con la costilla, ya que si posiciona el violín de manera fija, nos obligara a tener una postura fija también, que con el paso de las horas, nos provocará dolores en el cuello, hombro y espalda.

- La mayoría de las costillas inclinan mucho el violín hacia la derecha, bajando la altura de la cuerda Mi, el ejecutante suele inclinar la cabeza para compensar en vez de mantenerla recta en posición natural. Esto nos generara un dolor en el hombro izquierdo y cuello.

- Si el violín está muy inclinado, y las cuerdas no están horizontales, el arco deberá ser sujeto con más fuerza en vez de simplemente dejarlo apoyado sobre la cuerda. Como resultado, habrá un sonido más tenso y no nos permitirá la relajación total de la mano derecha.

 
 
 

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