Miedo escénico: pilates y el violín.
- MiViolinBlog
- 21 feb 2020
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Joseph Pilates fue el creador de un método destinado a sanar diversas dolencias tanto musculares, de tendones, de columna, como incluso psicológicas. Había una infinidad de pacientes que iban a su consulta y tras una temporada, notaban los cambios tanto en su cuerpo como en su mente.
Ya se dice que en un cuerpo sano hay una mente sana y, gracias a este método, se puede llegar a tener una inmensa conciencia corporal que se traduce en bienestar en todos los niveles.
Mi experiencia con este método ha sido muy enriquecedora aunque lleve poco tiempo. Tuve la suerte de conocer a una experta formada por la escuela de Romana, la alumna favorita de Joseph, quién siguió estrictamente su tradición. No hay muchas personas expertas en la tradición original del pilates, lo cual hace que muchos centros o incluso gimnasios impartan clases que se evaden parcial o totalmente del método original, haciendo que algo que es en su esencia curativo, en algunos casos cree lesiones. El método consiste en trabajar los músculos internos, sin forzarlos, para lograr un fortalecimiento que con la práctica hace que la tonificación muscular de todo el cuerpo aumente. Y no cansa mucho, es muy diferente de los ejercicios de gimnasia o de yoga, que busca el estiramiento.
Ahora bien ¿cómo se puede ligar este conocimiento del cuerpo con la práctica del violín? Mi experiencia indica que se puede aprovechar en varios niveles:
El primer nivel es notar tanto la respiración, como los principios posturales del pilates, que indican que el abdomen siempre tiene que estar recogido, evitar la curvatura excesiva de la espalda, los omóplatos tendiendo a juntos entre sí, y la respiración pausada, sin apnea, notando las costillas. Si se practica pilates y se lleva esa sensación al tocar el violín, se consiguen buenos resultados tanto de relajación física como de concentración y prevención de lesiones.
El segundo nivel es aprovechar todas las sensaciones de relajación mental asociadas a la práctica de pilates para conseguir mayor relajación mental e incluso mayor musicalidad en un concierto. Consiste en simplemente notar esa sensación de calma que se consigue tras una práctica de pilates en la que la mente se calma y hay cierta sensación de euforia, y traducirla al fraseo musical. Todos sabemos que en una actuación influye mucho el estado mental, si no está en calma es muy difícil que podamos expresar buenas sensaciones al público. Centrándonos en un recuerdo cercano de una buena sensación podemos conseguir relajarnos en el escenario y disfrutar aportando nuestra música al público, que es realmente en lo que que consiste la música.
El tercer nivel es espiritual. Ya conseguida la relajación física y la mental, y habiendo disfrutado de una buena experiencia en estos dos ámbitos, se llega a una experiencia espiritual, que tanto con pilates como con el violín se pueden conseguir. La experiencia espiritual es esta sensación de unidad, de que todo fluye y es fácil, de encontrar un fuego interior que siempre ha estado allí, la consciencia de que todo está bien sin que cualquier situación externa influya en la calma interior. Eso es algo que todos buscamos, y algo que es muy fácil de conseguir habiendo tenido buenas experiencias y sensaciones, propiciadas por estas dos prácticas.
En resumen, mi opinión como músico profesional es que el pilates puede ayudar mucho en estos sentidos, que para mí son los más importantes, a cualquier músico. Sobre todo a aquellos que tienen pánico escénico. Hay muchas personas que se toman calmantes, alcohol, o incluso que no pueden tocar en público. Otros que tienen rituales más o menos absurdos para protegerse de sensaciones que no les gustan. En mi humilde opinión, protegerse no sirve de nada, es como poner un parche, más o menos resistente, pero que no es totalmente válido para una buena experiencia musical. Construir unas bases físicas de relajación mental, e incluso espiritual, es la clave para transmitir los sentimientos de la música del intérprete al oyente.
Escrito por Adrián Blezien Pérez.
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